lunes, 9 de abril de 2012

Semana Santa

Jejeje, ¡Hola!

Pues ya se han acabado las vacaciones. He estado en el pueblo (cerquita de Córdoba).
Mi primera confesión es que sí que puede que esté engordando un poco. Se me sale la pata de la rueda al correr, y tengo que maniobrar para subir por el tobogán. Eva me va a poner a dieta en cualquier momento.
La segunda confesión es... Que... ¡Me encanta meterme en las mangas de las batas y dejar un regalito sorpresa! Claro que, ahora que os lo cuento, ya no es sorpresa. Pero, igualmente, estáis prevenidos... Ya sabéis lo que os espera.
También tengo que contar mi experiencia de carreras en la bañera. ¿Cómo es posible que exista algo tan resbaladizo y difícil de escalar? No me extraña el porcentaje de muertes por acogotamiento, las bañeras deberían ir adaptadas con una superficie antideslizante. Al final acabé trepando por el cordón de un albornoz, con mucho esfuerzo y dedicación, y un par de resbalones. Por mi esfuerzo, fui recompensado con una avellana, redondita, con su hueco en el centro, en una palabra; Requeteriquísima.
Ah, hablando de comida, se me olvidaba comentar... En la parcela probé una bellota... Ñaj...¡Repelente! No entiendo que le ve Scratch (ardilla de Ice Age) a esa guarrería...Tal vez por eso nunca sale comiéndoselas, sólo almacenándolas. Tal vez sea una especie de coleccionista de bellotas.
¿Qué más?
Mmm... Sí... Mi intensa experiencia con los felinos... Bueno, en realidad, sólo los he visto de lejos. Pero he sentido esa tensión que te eriza los pelillos de la nuca y de detrás de las orejas... Y no es para menos... ¡Vaya gatos los del pueblo! ¿Podéis creer que se colaron en la cocina y robaron un chorizo? Cualquiera baja las defensas. Miedo me daban. He estado temiendo que subieran al piso de arriba y se llevaran mi jaula con el asa en la boca...
También tengo que decir que he compartido buenos momentos con Mario (Marietito para los amigos, como yo) y con Diana. ¡Y he sido bueno y no les he cagado ni una vez!
Diana me dio una pipa y me acompañó mientras Eva limpiaba mi paraíso hamsteriano rosa (en la bañera), y Marietito me cogió en manos, y me dejó trepar por su brazo. ¡Qué par de cuchufletines encantadores!
Y bueno, ale... Ya no cuento nada más, que ya me parece bastante.
¡Bigobesitos para todos!


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